A. Es
de la inmediata. Lo que significa que
ocurre en forma veloz, sin que medie esfuerzo mental de interpretación.
Simplemente, después de la sensación física de oír, ver tocar algo, se produce
la percepción. Es la más compleja que la sensación. Su inmediatez la diferencia
de la cognición, que es un proceso más elaborado y no inmediato.
B. Tiene
estructura. Los datos sensoriales desordenados y carentes de sentido se
estructuran en parte por nuestra experiencia, en parte debido a ciertas leyes
que gobiernan nuestro funcionamiento fisiológico.
- Figura – Fondo. Percibimos los objetos en relación a un ambiente dado, en oposición a un segundo plano. Las letras de un texto adquieren sentido por el fondo sobre el que están escritas.
- Cierre. Tendemos a completar conjuntos incompletos o partes inconexas añadiendo el elemento que parece faltante.
- Continuidad. Los estímulos que percibimos consecutivamente tienden a ser captados como relaciones entre sí. De esta manera otorgamos ilación y sentido a lo que vemos.
- Proximidad. Aquellos estímulos que se ubican en un mismo espacio tienden a ser percibidos como parte de un conjunto.
- Similitud. Los estímulos que poseen alguna característica común tienden a ser agrupados dentro de una misma categoría.
C. Es
estable. La realidad está en permanente transformación, pero nuestra percepción
de ella es estable. Como nuestra capacidad de procesamiento de información es
limitada, no puede registrar todos los cambios que se produce en el medio
ambiente. Además, necesitamos entender la realidad, darle un cierto sentido a
lo que acontece y, de acuerdo con ello, poder desenvolvernos.
D. Tiene
un significado. Percibir no implica interpretar la realidad. La interpretación
es un proceso cognitivo más complejo y elaborado en el que intervienen la
inteligencia y las emociones de la persona. Sin embargo, la percepción si implica un proceso de ordenamiento de
estimulas y de asignación de importancia.
E. Es
selectiva. Como señalan McAfee y Champagne, las investigaciones han demostrado
conscientemente que el oído humano puede escuchar mucho más información de la
que el cerebro puede procesar. Esto obliga a registrar, ordenar y almacenar la
información que percibimos dentro de determinadas categorías.
Irremediablemente, mucha información se pierde.
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